Desobediencias y resistencias: la denuncia pública hecha videoperformance

El Centro Cultural Conde Duque de Madrid acaba de presentar las claves de su nueva temporada de exposiciones, cuyos ejes temáticos serán diversos y también actuales asuntos de debate: la maternidad, los terrores contemporáneos, la sostenibilidad, la salud mental, las identidades, las posibles utopías en un horizonte distópico… La primera de sus muestras de otoño llevará por nombre “Desobediencias y resistencias” y reunirá, bajo el comisariado de Adonay Bermúdez, a Marina Abramović, Teresa Correa, Regina José Galindo, Jürgen Klauke, Sigalit Landau, Matt Mullican, Shirin Neshat e Itziar Okariz.

Todos ellos tienen en común el haber registrado en videoperformances sus acciones individuales, destinadas estas a la denuncia pública y caracterizadas por su cariz cotidiano y por su afán de apelar al espectador, saltándose en el camino a menudo ciertas convenciones cívicas. Recogiendo sus intenciones, la exhibición también pretende abrir en quien contempla nuevas vías de pensamiento, de participación en la gestación de modos alternativos de concebir nuestra sociedad; en el eje del proyecto se encuentra además una reflexión sobre la violencia, la que algunos asocian a parámetros económicos, laborales y culturales propios de la última década (y que podríamos entender como institucionalizada) y una pseudo-violencia que pondría aquella de relieve para ejercer sobre ella la crítica desde códigos lejanos a lo que colectivamente entendemos por corrección.

Escapan, esos códigos, a la moderación pero no a lo más cercano e incluso trivial: la respiración, la micción, el conteo de monedas, el hulahop o el toro mecánico devienen aquí piedras de toque para, por la vía de la mínima alteración de lo común, perturbar al espectador (en distintos grados según su contexto personal y bagaje). Muy pocas y sutiles modificaciones transforman la interpretación de esos actos habituales: es una mujer quien orina de pie, se respira abrazando a un esqueleto, se juega al hula hoop con espinas que hieren y la sesión de toro mecánico dura una hora.

En estas acciones, en suma, desaparece el concepto de deber en un sentido tradicional: sus autores tratan de ejercer decididamente la libertad y la desobediencia ante lo que entienden como represión; su trabajo es cualquier cosa menos robótico y reclama la utopía presente en los pequeños gestos.

Veremos a Marina Abramović desnuda e interactuando con un esqueleto mediante ejercicios de respiración y movimientos suaves, ambos en posición decúbito supino: la serbia nos sitúa así frente a nuestro espejo, a nuestra inevitable condición temporal, entendiendo que la muerte forma parte de nuestra vida e incluso le da valor. Teresa Correa, por su parte, queda representada en la muestra con Desmesurada-mente/Unconscionable-mind, obra que llevó a cabo en 2015 a partir de una fotografía del Doctor Verneau del Museo Canario y que pone de relieve el subtexto androcéntrico y discriminatorio de los estudios en los que aquel relacionó el tamaño del cerebro con la capacidad intelectual.

De Shirin Neshat contemplaremos Anchorage, un vídeo en el que la artista iraní improvisa canciones del folclore de su país mostrando solo sus pies, sus manos y su cara hasta que la escena se rompe. Recurriendo, como es habitual en su carrera, a los contrastes entre la luz y lo oscuro, lo blanco y lo negro o lo amable y lo agresivo, cuestiona representaciones estereotipadas del Islam y propone nuevas lecturas de su cultura. Estrechamente ligada a su contexto geográfico se encuentra asimismo la propuesta de Jürgen Klauke, Made in Germany-Hinsetzen/Aufsteh´n/Ich liebe Dich (1978), videoperformance en la que ese autor nos sitúa ante un escenario oscuro en el que él aparece sentado en una silla y con un micrófono. Una voz femenina y amable que dice Ich liebe dich (te amo) se alterna con otra masculina que exclama Hinsetzen y Aufstehen (siéntate y levántate). Klauke responde a los dos: a la mujer repitiendo su frase y al hombre ejecutando esas órdenes. La situación que, al principio, parece cómica muta en agresiva cuando la voz masculina intensifica y acelera sus órdenes mientras el mensaje de la voz femenina se ralentiza; nacen entonces la farsa, la sumisión, las atmósferas cargadas… que adquieren su sentido al contextualizar esta obra en la Alemania de 1978.

La obra de Okariz seleccionada para esta exposición tuvo controvertido paso por la Bienal de Venecia: hablamos de Mear en espacios públicos y privados. Llevó a cabo esa acción en distintas localizaciones, planteando una revisión de la construcción social de lo masculino y también de nuestra noción de intimidad y del poder de los contextos.

Contemplaremos igualmente una de las performances que Matt Mullican ha realizado en estado de hipnosis y adquiriendo el rol de That Person, un alter ego de comportamiento agresivo, siempre en estado de conflicto, libre y niño; sus acciones tienen bastante de lúdico. Como lo tienen los toros mecánicos cuando no es Regina José Galindo quien los monta: en Let’s rodeo, trató de domar uno durante hora y media, evidentemente sin éxito; el animal es símbolo del patriarcado, el colonialismo y la opresión a las comunidades indígenas.

Por último, contemplaremos Barbed Hula de Sigalit Landau: intervino el israelí un espacio tranquilo y familiar en la costa del sur de Tel Aviv, haciendo girar su cuerpo desnudo con un hula hoop de alambre, con las consecuencias que podemos imaginar. La violencia de su acción contrasta con la paz del mar y remite a las fronteras, físicas e internas, que agraden cuerpos.

 

 

“Desobediencias y resistencias”

CENTRO CULTURAL CONDE DUQUE

c/ Conde Duque, 11

Madrid

Del 9 de septiembre al 21 de noviembre de 2021

 

 

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