Galería Norte Verde

Calder Now: las miradas contemporáneas a su dinamismo

Una de las muestras más esperadas de este otoño en Holanda acaba de abrir sus puertas en Kunsthal Rotterdam: se titula “Calder Now”, la han comisariado Dieter Buchhart y Anna Karina Hofbauer y analiza su influencia en el arte contemporáneo presentando una veintena de sus esculturas junto a trabajos de Olafur Eliasson, Žilvinas Kempinas, Simone Leigh, Ernesto Neto, Carsten Nicolai, Aki Sasamoto, Roman Signer, Monika Sosnowska, Sarah Sze y Rirkrit Tiravanija. De ellos podemos ver instalaciones que parecen desafiar la gravedad o esculturas que inducen particulares experiencias ópticas; en definitiva, piezas que suelen apelar a más sentidos que el de la vista y que ponen de relieve el legado del americano en la producción de creadores recientes por muy diversos caminos. Algunas de estas obras, además, se exponen por primera vez en los Países Bajos.

En su pretensión de trascender las tres dimensiones espaciales, haciendo de la cuarta dimensión del tiempo un elemento indispensable en su obra, Calder tuvo mucho que ver en la transformación de la comprensión actual de la escultura. Fue uno de los primeros en prescindir del pedestal para suspender sus trabajos en el aire y, con sus móviles dinámicos que ocupaban con cierta libertad el espacio, se convirtió en cierto modo en uno de los pioneros, junto a Marcel Duchamp o László Moholy-Nagy, del movimiento cinético. que revolucionó la naturaleza estática del arte a comienzos del siglo pasado. Inevitablemente sus prácticas dejarían su huella en autores posteriores.

Alexander Calder. Gray Stones, Red Stalk, hacia 1948. Cortesía de Calder Foundation, Nueva York

En la galería más amplia de Kunsthal Rotterdam se ha dispuesto una selección de obras de Calder que abarca toda su carrera y que compone el eje central de la exposición, desde sus primeras piezas motorizadas hasta móviles colgantes, móviles de pie como el emblemático Blue Feather y esculturas monumentales. Por su parte, en la presentación de los proyectos de autores contemporáneos que lo evocan encontraremos estudios de la captación de la luz y su reflejo, del empleo de materiales humildes, la apelación a los sentidos, el uso del sonido, las posibilidades de activación de las piezas, sus lazos con la arquitectura, lo efímero en el arte, el peso de la gravedad o el recurso a los espacios positivos y negativos. En cierto modo, los trabajos de estos diez artistas internacionales no podrían haber existido sin las innovaciones, casi visionarias, de Calder, antecedente de estas y otras propuestas que procuran una experiencia multisensorial.

Alexander Calder. Blue Feather, hacia 1948. Cortesía de Calder Foundation, Nueva York

Olafur Eliasson, es bien sabido, parte de fenómenos naturales como la luz para explorar los recovecos de nuestra percepción, mientras Simone Leigh hace referencia a relatos relacionados con la historia de la esclavitud en Estados Unidos a través de materiales humildes. Sosnowska, por su lado, transforma materiales arquitectónicos en esculturas inesperadas que desafían la gravedad, creando nuevas conexiones visuales entre su arte y el espacio donde se exhibe y el ganador del Premio Calder 2007, Žilvinas Kempinas, cuyas esculturas se sitúan a medio camino entre la instalación y el arte cinético, participa en la muestra con una obra inédita. Igualmente, Sasamoto presenta una nueva performance creada especialmente para la ocasión durante una residencia en el Atelier Calder, convocatoria que permite a los artistas escogidos trabajar en la casa y el estudio de aquel en la localidad francesa de Saché.

Así, medio siglo después de la muerte del de Pensilvania, ingeniero además de artista y creador, no solo de móviles, sino también de pinturas, grabados, miniaturas, escenografías, joyas, tapices, alfombras y carteles políticos, este centro subraya que son factibles nuevas lecturas de su trabajo a la luz de autores recientes.

Monika Sosnowska. Gate 3, 2014. Cortesía de la artista, Galerie Gisela Capitain y Capitain Petzel

Conviene recordar que, hace solo dos años por estas fechas, el Museo Picasso de Málaga presentaba “Calder-Picasso”, exhibición que analizaba las convergencias y divergencias entre ambos a la hora de explorar su tratamiento del vacío y el espacio, desde enfoques más próximos a la figuración o abiertos a lo abstracto y que, en las mismas fechas, el Centro Botín de Santander mostraba su obra menos conocida por el gran público.

En sus móviles logró Calder capturar el movimiento a partir de estructuras que, en la primera mitad del siglo XX, supusieron como decíamos radicales alternativas tanto a la abstracción como a los caminos de la escultura entonces; lo consiguió tras recibir formación académica en ingeniería mecánica e ingresar, en 1923, en la Art Students League de Nueva York. Posteriormente trabajó como ilustrador en el National Police Gazette, para el que llevó a cabo ilustraciones, por ejemplo, de un espectáculo circense, episodio que no tuvo valor anecdótico porque sería el germen de su Cirque Calder, performance acompañada de figuras de alambre que estrenaría en 1926 en París.

En la capital francesa terminaría estableciéndose y allí contactó con figuras de la vanguardia, hasta el punto de que su estética se vio profundamente transformada a partir de conocer, en torno a 1930, la producción de Mondrian e imaginar en movimiento sus composiciones geométricas. Fue entonces cuando decidió dejar a un lado sus esculturas de alambre para apostar por un lenguaje escultórico genuinamente abstracto, postura que le llevaría a formar parte del colectivo Abstraction-Création.

Desde esos comienzos de la década de los treinta realizaría sus esculturas formadas por piezas móviles independientes, que se activaban a través de manivelas manuales o motores eléctricos y que conocemos como móviles gracias a Duchamp, que las bautizó así. Algo después llegarían sus obras activadas por el aire y después comenzaría a llevar a cabo estas esculturas con materiales industriales, planteándolas como piezas equivalentes en las tres dimensiones a las formas biomórficas de las pinturas de Joan Miró; también a los relieves de Jean Arp. Con el primero llegó a exponer en varias ocasiones y el segundo adjudicó el nombre de stabile a sus piezas inmóviles. Después llegarían sus constelaciones, torres y gongs, nuevas manifestaciones de su voluntad de dar otros roles a la gravedad, el azar y la circulación del aire en el arte.

Sarah Sze. Still Life With Desk (detalle), 2013-2015. Cortesía de la artista y Victoria Miro

 

“Calder Now”

KUNSTHAL ROTTERDAM

Museumpark

Westzeedijk 341

Rotterdam

Del 21 de noviembre de 2021 al 29 de mayo de 2022

 

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