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Picasso, Zóbel y Parreno: el arte contemporáneo se desplegará en el Prado en 2022

Partiendo de la base de que las colecciones del Museo del Prado han inspirado a un grueso número de artistas contemporáneos, y continúan haciéndolo, la creación del siglo XX se incorporará ya de forma plena, y no como capítulo puntual, a la próxima programación expositiva del centro en 2022, año en que también culminará el despliegue de las presentaciones de sus fondos permanentes.

Recalcándose que el Prado no aspira a abrir su arco de atención al arte reciente, sí se dedicarán muestras a aquellos artistas cuyo imaginario estético beba del acervo del propio museo y entre ellos se encuentran Picasso, Philippe Parreno y Fernando Zóbel. Del francés, de origen español, podremos contemplar a partir de mayo un montaje audiovisual que reconstruirá la Quinta del Sordo y que se exhibirá junto a la sala del Prado que alberga las Pinturas Negras de Goya. Ese proyecto será fruto de una colaboración de nuestro museo con la Fundación Beyeler de Basilea, que actualmente alberga una de las mayores muestras del aragonés presentadas hasta ahora fuera de nuestras fronteras.

Las exhibiciones dedicadas a Zóbel y Picasso llegarán, por su parte, ya en noviembre. “Fernando Zóbel y la historia del arte”, que se organizará junto a la Fundación March y la Comunidad de Madrid, se vertebrará a partir de los cuadernos de dibujo del filipino, que evolucionaron desde la copia clásica a la construcción de su más difundido imaginario abstracto. El alma del Museo de Arte Abstracto de Cuenca fue uno de los pintores del siglo pasado que, de forma más sistemática, emprendió el estudio de los maestros antiguos, en buena medida a partir de las colecciones del Prado.

Por último, la apertura del proyecto “Picasso y el Greco”, que será comisariado por Carmen Giménez, coincidirá con el medio siglo transcurrido tras la muerte del malagueño y estudiará la influencia en su obra de Velázquez y del artista griego, especialmente relevante en los inicios de su trayectoria, entre la etapa azul y el cubismo. Hay que recordar que Picasso consta en los registros del Museo como copista.

Entre los protagonistas del resto de exposiciones temporales del Prado destaca asimismo Annibale Carracci. A partir de marzo, con la colaboración del Museu Nacional d’Art de Catalunya y la Gallerie Nazionali di Arte Antica Palazzo Barberini de Roma (sus sedes posteriores) y el comisariado de Andrés Úbeda, se expondrá un conjunto fundamental de pinturas murales no demasiado conocidas: los frescos, recientemente restaurados, de la capilla de la familia de Juan Enriquez de Herrera en la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma, que se completarán con una selección de óleos, dibujos, libros y estampas relacionados con los mismos.

En Madrid, Barcelona y en la capital italiana podrán verse el cuadro del altar y las pinturas murales, pero cada una de las ciudades contará con una selección propia de dibujos, estampas y libros que, por razones de conservación, no pueden exhibirse durante el tiempo que implica una exposición en tres espacios consecutivos.

Annibale Carracci. San Diego de Alcalá recibiendo limosna, 1604-1607. Museo Nacional del Prado

Asimismo, desde mayo albergará el Prado su primera monográfica de Luis Paret, artista del que conserva los más amplios fondos. Coetáneo de Goya y nuestro autor más próximo al rococó galo, se reunirán de él la mayor parte de sus pinturas y una selección de sus dibujos, muy interesantes por su calidad técnica, su refinamiento y la observación crítica que desplegó en torno a la sociedad de su época. Su brillante carrera en el ámbito cortesano se vio truncada con un destierro de una década en Puerto Rico y después en Bilbao.

Luis Paret y Alcázar. Baile en máscara, 1767. Museo Nacional del Prado

Ya en octubre, el Museo nos presentará la exposición “El descubrimiento del Renacimiento. Artistas españoles en Nápoles a comienzos del Cinquecento”, organizada junto al Museo e Real Bosco di Capodimonte. Ilustrará la transición a la maniera moderna en España y la Italia meridional en los años treinta del siglo XVI, esto es, al arte realizado conforme a las novedades impulsadas por Leonardo, Rafael y Miguel Ángel.

Pedro Fernández, Bartolomé Ordóñez, Diego de Siloé, Pedro Machuca y Alonso Berruguete no faltarán en un recorrido comisariado por Andrea Zezza y Riccardo Naldi que incidirá en los estrechos lazos entre pintura y escultura en esa época de florecimiento y en el fértil jardín que el nuevo devenir plástico encontró en Nápoles, ciudad española desde 1504.

El mismo mes se abrirá al público, igualmente con la colaboración de la Biblioteca Nacional de España (este será también el año de las sinergias institucionales) “El marqués de Santillana. Imágenes y letras”; constará de un grupo de pinturas y manuscritos encargados por el marqués de Santillana y representativos de sus eclécticos intereses, obras de su pintor preferido, Jorge Inglés y códices que pertenecieron a coetáneos del noble que compartieron con él aficiones. Podemos relacionar esta exhibición con el Retablo de los gozos que depositó en el Prado el XIX Duque del Infantado, Íñigo de Arteaga y Martín.

Y sin esperar tanto, en los próximos meses el Museo nos hará disfrutar de los bocetos al óleo de Goya preparatorios de La predicación de San Bernardino de Siena, que le encargó el conde de Floridablanca para San Francisco el Grande (los posee la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno y están siendo restaurados) y de un repaso a la trayectoria de Francisco Pradilla como pintor de historia, subrayando su atención al arte de fines del siglo XV y principios del siglo XVI y sus virtudes como acuarelista.

Entretanto, continuará el Prado ofreciéndonos nuevas visiones de sus fondos: se reordenarán las salas 34 a 38, correspondientes a Goya, con el fin de articular en ellas un nuevo discurso narrativo y expositivo a la luz de los últimos estudios de su producción y también se incorporarán esculturas y artes decorativas en una de las galerías jónicas del edificio Villanueva, con el objetivo de ampliar la visibilidad de esas colecciones. Además, comenzará un proyecto que integrará en el discurso expositivo de la pinacoteca salas monográficas dedicadas a los seguidores de Leonardo da Vinci, al naturalismo europeo a inicios del siglo XVII y a las diversas funciones que se han otorgado a las copias que conserva.

Por último, estrena el centro dos nuevos itinerarios expositivos a partir de su colección con el fin de proyectarla más allá del ámbito de la Historia del Arte y atraer a públicos diversos. Se trata de Reflejos del cosmos en el Museo del Prado, sobre las huellas de la fascinación por el espacio a lo largo de la historia y de El Prado en femenino. Patronas y benefactoras del Museo, de Isabel la Católica a Isabel Clara Eugenia, dedicado a mujeres coleccionistas, mecenas e impulsoras de las colecciones reales.

Jorge Inglés. Retablo de los Gozos de Santa María. Depositado en el Museo del Prado por don Íñigo de Arteaga, duque del Infantado

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