Galería Norte Verde

Espacios de sentido

Sin comentarios y Sentido de los lugares, son dos de las propuestas más soberbias de la artista Petra Eiko. Sobre esta última señalaré apenas alguna tesis preliminar, se trata aun de una obra en proceso de construcción, pero en la que es posible advertir el espesor conceptual de la misma y su inequívoca relación de proporcionalidad y de sentido con la primera. La materia prima continúa siendo la misma; es decir, la sensibilidad y la urgencia de los temas. Petra es una mujer artista preocupada por las dinámicas sociales y los efectos de vulnerabilidad que, sobre el cuerpo femenino, ejercen esas mismas narrativas de poder. A tenor de esa premisa, y como consecuencia de una gramática morfológica en extremo cuidada, infiero cuatro rasgos de su hacer que actúan como señas de identidad. Ellos son: la manufactura y el artesanado, la versatilidad en la fijeza de la idea, el arbitraje de lo sensible y la señalización de la herida en el tejido social.

Petra Aiko. No comment. Fotografía de Martin Cohen

Su trabajo entraña una gran contradicción y resuelve, de paso, una soluble paradoja. Basta señalar su título -con aviso y audacia hermenéutica- para advertir el escenario de la contradicción y las armas de la ironía. Sin comentarios, termina siendo, por fuerza, un soberbio comentario crítico acerca de los mecanismos de opresión, el silenciamiento cínico de los sistemas de control y la retórica del miedo. Sin comentarios, se convierte, entonces, en el espacio dialógico y reactivo de la protesta, de la contestación, de la denuncia frontal hacia las narrativas de un mundo en el que la mujer, aún, sigue siendo objeto de infinitos ninguneos y de insolentes vasallajes.

Petra Aiko. No comment. Fotografía de Martin Cohen

Contrario a su obra anterior, en la que los ojos, la mirada, la aprehensión del mundo de afuera por medio de lo visual, jugaban un papel muy específico y dispensaban una presencia más que relevante, en este de ahora se anulan esos sentidos, se autocensuran, se colapsa el cuerpo para convertirlo en una suerte de marioneta ajena a la mirada y a la voz. ¿Qué representa este cuerpo? ¿Qué significa ese disfraz? El cuerpo de Petra representa el cuerpo global, el cuerpo que deja de ser territorio privado para traducirse en ámbito público y escenario político, su cuerpo (el de las fotografías-performances) habla de todos esos cuerpos a los que se les arrebata el aliento y la voz, habla de esos que no tienen acceso, siquiera, a la opción de la denuncia. El disfraz, por su parte y contrariamente, simboliza la coacción, la censura, la mujer maniatada y sumisa, desprovista de la mirada acusatoria y de la voz afirmativa. Es el disfraz de una mujer que no puede (porque no se lo permiten del todo) alzar la voz en beneficio propio, en nombre de su comunidad. 

Petra Aiko. No comment. Fotografía de Martin Cohen

Cuerpo e imagen, de repente, articulan el icono del malestar y ensayan la dinámica de reacción en cadena. La propuesta deviene, por tanto, en un alegato de defensa y de interpelación, en una gramática de resistencia y de oposición al sistema. Sus fotografías desean arremeter contra el silencio, contra la falta de escrúpulos, contra la indecencia de la mentira y contra la hipocresía de los nuevos paradigmas engañosamente inclusivos. Las piezas, en toda su espesura de sentido, relatan ese malestar de la cultura por unos derechos y unas urgencias que son negados por una parte y escamoteados de otra.

La presencia inquietante del alambre de espino (para nosotros los cubanos conocido como alambre de púas), resulta de un poder simbólico devastador. Ocupa el espacio divisorio, al ámbito limítrofe que divide la posibilidad del fracaso, la libertad del encierro, la voluntad de la desidia. El cuerpo de la artista habita detrás de él, marcando así la distancia insalvable entre ella y nosotros. De ahí el poder de la metáfora, toda vez que ella refiere ese mismo orden de deficiencia de nuestra cultura marcada por la contradicción permanente entre acción y lenguaje. La prohibición, la coacción y el silencio, son vistos como los reductos fecales de un sistema mundial que sigue afirmando las diferencias y restando valor a las voluntades emancipatorias.

Petra Aiko. Sense of places. Fotografía de Niku Kashef y Martin Cohen.

No sobraría recordar que, con diferentes grados de compromiso y de distancia, el trabajo de Petra Eiko ha suscrito siempre una voluntad social, de intervención y de conocimiento en los anclajes azarosos de la subjetividad. En su hacer ha latido el pulso de la mejora y de la sanación del mundo por medio de la vía del conocimiento del otro. El interés por tender puentes, por denunciar, por crecer, ha cifrado su operatoria de una u otra forma. Bastaría con revisar este texto suyo para advertir esa constante preocupación suya. 

Escribe Petra “he viajado mucho por Europa, América y Asia. He tenido el placer de experimentar el pulso de muchas culturas. Aunque la globalización se anuncia en todas nuestras sociedades, se puede observar claramente que el sentimiento de aislamiento y separación de la persona soltera está en aumento más que nunca. En 2010 creé el proyecto de corazón verde que hace a los participantes la pregunta: ¿Qué hay en tu corazón? El mundo está escuchando, como una representación visual de los puntos en común que compartimos. El objetivo de este proyecto interactivo es mejorar la esperanza y la armonía entre las personas y las naciones. Miles de personas han participado en este proyecto en curso y hasta la fecha se ha realizado en 20 escuelas secundarias de Los Ángeles”. 

Petra Aiko. Sense of places. Fotografía de Niku Kashef y Martin Cohen.

Queda claro que Petra ejerce una injerencia proactiva en el ámbito artístico. Emprende un uso de las herramientas de comunicación específicas a este con el fin de procurar reacciones en el otro y activar los umbrales de la conciencia colectiva. Su obra, lejos de cierta parálisis general del discurso artístico contemporáneo, mantiene esa confianza inexcusable en el poder social del arte y en sus mecanismos de transformación.

No toda la obra manifiesta los mismos grados de abstracción y de eficacia a nivel de pensamiento y de estructura. Cierto es que el carácter hedonista de algunas y el apego excesivo a la dominante retiniana, restan poder de convicción en algunos momentos. Sin embargo, esta propuesta última arrecia la perspectiva crítica y eleva la obra a una condición dialógica otra. Esos cuerpos disfrazados funcionan como alegato de libertad y de afirmación. Se convierte, por derecho, en el lugar de una lucha: esa que señala hacia la emancipación del sujeto femenino respecto de todo tipo de estructura opresora y segregacionista. 

Petra Aiko. Sense of places. Fotografía de Niku Kashef y Martin Cohen.

Mientras tanto, seguiremos observando de cerca su trabajo para disfrutar de esos giros en los que la propia artista se rebasa a sí misma y asienta su ojo sobre las dinámicas sociales y los sórdidos mecanismos de poder vertical que atentan contra el lugar y los derechos de la mujer en la sociedad actual. 

De hecho, Sentido de los lugares, continúa toda esta exploración sin sacrificar la belleza y poderío de la superficie. Estos tubos de aluminio reciclados devienen en una instancia corporal sólida que habla de fortaleza y fragilidad al mismo tiempo. Esas nuevas estructuras se inmiscuyen, también, en esa rivalidad tensional que gestiona toda su narrativa. 

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