Galería Norte Verde

Sergio Parra, dueño de la librería Metales Pesados, explica los gustos y lecturas de su cliente Gabriel Boric

Fundada en 2003, la librería Metales Pesados es un clásico del barrio Bellas Artes. El Presidente Boric es uno de sus clientes desde hace años. Su dueño, el poeta Sergio Parra, habla del tipo de libros que aprecia el mandatario.

-Muchos políticos presumen de ser lectores y no lo son. Hasta Pinochet dijo que leía 15 minutos. ¿El presidente Boric es un buen lector de verdad?

-Sí. El presidente Gabriel Boric es un  lector real: de poesía, narrativa, historia, ciencias políticas y todo lo que sea de interés de actualidad. Pero yo diría que los fundamentos, lo que lo mueve, es la narrativa y la poesía. Ese es su piso fuerte. No es gratuito ni me parece una situación anómala que cite un verso de Lihn, de Rosabetty Muñoz u Óscar Hahn. Tampoco creo que sea oportunista: cuando el discurso sugiere alguna alusión literaria, él la incorpora.

Es extraño, porque no estábamos acostumbrados a políticos que pudieran recitar versos de poetas que no fueran los más conocidos. Lo de Boric no es pose. Y da cuenta de una generación política que tiene una educación lectora. Algo muy distinto a los 90.

-¿Cuándo fue la primera vez que llegó Gabriel Boric a la librería? ¿Recuerdas qué libro se llevó?

-Recuerdo que ya era diputado, cuando vino a la librería. Llegó recomendado por Giorgio Jackson, quien en ese tiempo venía muy seguido. Los dos se volvieron muy asiduos. Diego, mi compañero de trabajo, les enviaba un mensaje cuando llegaba alguna novedad y venían inmediatamente a buscarla. Estaban muy bien informados.

Estamos hablando de varios años atrás, pero creo que uno de los primeros que Boric se debe haber llevado es uno de Mark Fisher, Realismo Capitalista. Siempre está buscando narrativa chilena actual, es lo primero que pregunta. Y también latinoamericana. Cuando estaba en Buenos Aires compró uno de la argentina Mariana Enríquez, Alguien camina sobre tu tumba.

-¿Era un comprador compulsivo?

-Cada vez que venía, se llevaba bastantes libros de historia, narrativa chilena y poesía. Es difícil hablar de sus lecturas, porque es alguien que está formándose como lector. Tiene mucha curiosidad. Si me preguntas, pienso que él se sentía muy cómodo en un espacio donde podía buscar libros y estar más tranquilo, sin que lo molestaran. Cuando ya fue presidente electo, venía a la librería y entraba gente, lo saludaba. Siempre ha sido muy cordial y amable.

-Tienes fama de ser un librero que recomienda libros especiales a cada cliente. Sabes, de cierta forma, intuir cuáles son sus gustos. ¿Qué libros le recomendaste?

-Boric está siempre muy atento a las lecturas actuales, entonces siempre le recomendaba algo que yo estaba leyendo. El último que le recomendé es un libro extraordinario que se llama La Frontera, de Erica Fatland, que es un viaje alrededor de Rusia. Ella es una gran cronista, que hace un recorrido por todos estos países que se desprendieron de la URSS, después de la caída del Muro y del imperio soviético. Ella cuenta toda esa historia, que tiene que ver con lo que está pasando en Ucrania.

-¿Le gusta leer cosas de actualidad o clásicos?

-Las dos. Por supuesto que lee historia, buenos libros de conflictos mundiales. Le interesa mucho estar conectado y poder leer el pasado para interpretarlo desde el presente. Pero siempre vuelve a la poesía: Gonzalo Rojas, Cecilia Vicuña, aparte de los que nombré antes. Hay que recordar que él estuvo en un taller de poesía con Óscar Barrientos en Punta Arenas. Entiendo que son amigos.

-Eugenio Tironi dijo que esta generación era bastante más leída que algunas anteriores. ¿Estás de acuerdo?

-Puede ser. Lo que puedo decir es que Boric busca libros que tengan referencias cruzadas. No se queda en lo obvio. Pertenece a una generación que tiene incorporada en sus cabezas a autores típicos del populismo como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe hace rato. Esta generación, más allá de Boric, es un grupo cultivado. Pablo Paredes, de la Secom, es poeta, buen lector. Han creado un lenguaje a partir de la literatura.

-Visitan la librería columnistas como el mismo Tironi y Carlos Peña. ¿Los políticos son menos asiduos?

-Antes la figura que se destacaba como lector era Ricardo Lagos. También Luis Maira y Viera-Gallo. Lo curioso es que ahora se puso de moda salir haciendo zoom con libros de fondo. Y lo hacen muchos economistas y políticos. Es interesante, ¿qué quieren demostrar? Que lean o no, es problema de ellos. Lo bueno que ha ocurrido es que motiva ver a un presidente lector. Motiva a los jóvenes a leer, eso es importante.

Que haya ido a  Eterna Cadencia tiene un significado. Es una gran librería de Buenos Aires. Independiente que sea Presidente, habla de un interés personal.

-Metales Pesados es un lugar conocido del sector de Bellas Artes. ¿Cómo te ha afectado el estallido y la pandemia?

-El barrio sufrió dos golpes duros, con el estallido y la pandemia, pero se ha ido recuperando poco a poco. Hay líos todos los viernes, que a veces bajan y a veces suben de intensidad. La gente está muy aburrida de esta situación de todos los viernes: que aparezca un grupo pequeño al que no le interesa nada, que no le importa nada,  y haga desorden, insulten. Es un poco agotador.

-¿Qué opinas de la labor de la alcaldesa de Santiago?

-¿Sabes? Ella también es una lectora. Viene todos los sábados, y compra mucha narrativa, feminismo, etc. Como alcaldesa, creo que ahora está trabajando más enfocada en cómo poder ayudar a este Santiago que quedó bastante dañado, destruido, después de la pandemia y el estallido. No ha sido fácil para ella encontrarse con unos habitantes del centro indignados. Hay mucho comercio ambulante; es otro paisaje, mucho más violento. Para cualquier alcalde es muy complejo, porque la sociedad está muy ruda e impaciente.

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