Galería Norte Verde

Jean Painlevé, la vanguardia y el fondo marino

Si hablamos de documentales vinculados a la ciencia y de maestros de las técnicas cinematográficas, tenemos que referirnos a Jean Painlevé, que se sirvió de los medios que el cine le proporcionaba para explorar aspectos enigmáticos de la naturaleza, de los organismos vivos. Para hacer partícipe al espectador de sus hallazgos, solía acompañar sus obras de narraciones descriptivas e informativas y, en la mayoría de sus filmes, alternó la escala real y el análisis a escala microscópica.

Nacido en 1902 en París, su obra alcanzó difusión más allá del ámbito científico en el periodo de entreguerras, llegando a proyectarse en salas de vanguardia y cineclubes; su estilo le hizo fácilmente reconocible y la prensa ilustrada de los treinta contribuyó a su notoriedad. De naturaleza inconformista e inquietudes amplias, conectó con el espíritu surrealista y ese fue el origen, seguramente, de sus lazos con el documental independiente; su facilidad para cruzar los límites entre ciencia y arte explica que frecuentara a figuras como Jacques-André Boiffard, Alexander Calder, Ivan Goll, Fernand Léger, Eli Lotar, Pierre Naville, Pierre Prévert o Jean Vigo.

A partir de los cincuenta su compañera y colaboradora habitual fue Geneviève Hamon; juntos realizaron un enorme volumen de trabajos vinculados a la zoología y la biología. Fueron muy diversos, pero había algunas claves comunes en ellos: la costa era su terreno favorito, mantenían un enfoque científico y educativo, lazos con el citado movimiento surrealista y también una dinámica del montaje cinematográfico en la que cobraban importancia el movimiento, el ritmo y la danza.

Geneviève Hamon con pinzas de cangrejo. © Les Documents Cinématographiques / Archives Jean Painlevé

Cuando han transcurrido algo más de treinta años desde su muerte, el Jeu de Paume parisino dedica a Painlevé una muestra que busca contextualizar su trabajo desde una perspectiva tanto histórica como científica, subrayar la importancia de la investigación en sus procesos e incidir, además, en la influencia que ha ejercido en artistas y cineastas posteriores, sobre todo en aquellos que pretendían sumergir al espectador, más que en tramas, en espacios mentales indefinidos, a medio camino entre lo familiar y lo onírico, desestabilizando su concepto de lo real.

Comienza la exhibición llevándonos al litoral; a esas costas convertidas en escenario del ocio y el placer desde el siglo XVIII en las que este autor francés encontró su primer lugar de trabajo. En un modesto estudio improvisado en la casa familiar de los Hamon, la llamada Ty an Diaoul de Port-Blanc, y asistido por ella misma y por operadores de la talla de André Raymond o Eli Lotar, llevó a cabo Painlevé sus diez primeros filmes dedicados a la fauna marina, asunto más que relevante en su producción, compuesta por dos centenares de películas, veinte de ellas documentales para todos los públicos protagonizados por cangrejos, camarones, estrellas de mar, erizos de mar y cangrejos ermitaños que habitan las aguas poco profundas de la costa rocosa de Bretaña y que se convertirían para muchos, de su mano, en criaturas familiares.

La vitalidad orgánica propia de estas obras tiene que ver con el cine científico, pero lograba hacer comulgar lo visible y lo imaginario, lo desconocido y lo inteligible, lo reconocible y lo microscópico, el detalle fotográfico fijo y la imagen en movimiento, en una ósmosis visual constante. Veremos en París los filmes Crabes y Crevettes, realizados en 1929 e integrados luego en una única película (la primera del galo con música original) y en la serie La Faune sous marine, que distribuyó Gaumont-Franco Film-Aubert. Tras una introducción compuesta de vistas juguetonas de cangrejos y gambas, una lámina fotográfica de la playa durante la marea baja ilustra su hábitat; a continuación, dos capítulos independientes detallan la morfología y los comportamientos de dos especies de camarones y otras dos, nuevamente, de cangrejos.

Los ejemplares se nos presentan iluminados, sobre un fondo negro, y como en otros ensayos de Painlevé se estudian de cerca, alternando miradas en primer plano con comentarios particulares sobre sus características y vistas abstractas, microscopio mediante. El proyecto fue un éxito y varias publicaciones de este momento se acompañaron de extractos visuales de esa propuesta.

Jean Painlevé. Anémone de mer, 1929. © Les Documents Cinématographiques / Archives Jean Painlevé

También proyecta el Jeu de Paume su trabajo más célebre: L’Hippocampe, producido en versión muda en 1931, y en versión sonora en 1934. En Comment fut réalisé L’Hippocampe, uno de los numerosos artículos que dedicó a este animal, se refirió a las enormes dificultades técnicas que implicó filmar a caballitos de mar, dado el movimiento de las algas en los ambientes cálidos y turbios de la Bahía de Arcachón donde trabajó (esas complicaciones le condujeron al regreso al estudio y a los acuarios). Se conoce que los surrealistas quedaron fascinados por el poder metafórico de esta especie y su erotismo extraño.

Jean Painlevé. Hippocampe femelle, hacia 1934-1935. © Les Documents Cinématographiques / Archives Jean Painlevé

Cuentan con sección propia en la muestra los filmes que Painlevé y Hamon desarrollaron por encargo de zoólogos, matemáticos, físicos y médicos y en los que plasmaron algunos de los avances científicos que tuvieron lugar entre los veinte y los setenta. Es sabido que tanto la fotografía como el cine proceden de grabaciones instantáneas o sostenidas de fenómenos luminosos en superficies fotosensibles; es esta luz la que, compuesta por las partículas elementales que son los fotones, se convierte en tema esencial de la película Énergie et dynamique des photons (1974), basada en estudios de Louis Duchon.

Buscó el cineasta demostrar los efectos lumínicos sobre el aceite de cedro y, por su conjunción, aquí también, de escalas micro y macro se acercó a los intereses del astrónomo Bernard Lyot, inventor del coronógrafo y apasionado por lo infinito pequeño. Esta pieza forma parte, además, de un conjunto de estudios llevado a cabo sobre la materia en sí, como Électrolyse du nitrate d’argent (1930) o Évolution du grain d’argent (1930).

Regresando a sus proyectos ligados a animales, hay que subrayar que al filmar ejemplares fuera de su hábitat generó formas de abstracción cinematográfica: el sonido documental híbrido se opone deliberadamente a la ficción narrativa, en parte incompatible con el estudio de estos organismos vivos imposibles de dirigir, y esa fricción cautivaría a los artistas de vanguardia. Podemos acordarnos de la cita de Patrick de Haas en Cinéma absolu: El cine es el arte más realista que existe, arte puro… Las obras cinematográficas tienen una materia prima: las cosas reales.

No hay que perderse el corto La Pieuvre (1928), rodado en Port-Blanc; la primera de las varias películas que brindó Painlevé al pulpo hasta 1968. Revelan distintos comportamientos en los ciclos de vida de esos cefalópodos y la cámara se detiene en detalles de su cuerpo. Las ondulaciones fluidas de sus tentáculos tienen algo de hipnótico, sobre todo cuando se aferran a las paredes de un acuario en lo que parecen intentos desesperados de escapar; hay quien ha encontrado aquí lecturas, de nuevo metafóricas, relativas a los años veinte y el ascenso de los fascismos.

Jean Painlevé. La Pieuvre, 1928. © Les Documents Cinématographiques / Archives Jean Painlevé

Finaliza el recorrido, por último, analizando hasta qué punto el cine en su vertiente pura, artística, influyó en este autor, que tras la II Guerra Mundial amplió sus áreas de interés a lo creativo (filmó a su amigo Alexander Calder en sus conferencias internacionales, y la obra de otros artistas), sin dejar de prestar atención a los organismos microscópicos y la fauna acuática. Podemos contemplar Acera ou le bal des sorcières (1978), sobre los gasterópodos que viven en el barro costero, cuyos movimientos casi convierte en coreografías, o la bella Transition de phase dans les cristaux liquides, en torno a las investigaciones sobre cristales líquidos de Yves Bouligand.

Jean Painlevé en L’Institut dans la cave © Les Documents Cinématographiques / Archives Jean Painlevé

 

 

 

“JEAN PAINLEVÉ. Les pieds dans l’eau”

JEU DE PAUME

1 Place de la Concorde

París

Del 8 de junio al 18 de septiembre de 2022

 

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