Galería Norte Verde

Martin Wong, de la cerámica al compromiso

Nacido en Portland en 1946, en el seno de una familia de origen chino, Martin Wong forma parte de una generación de artistas, americanos y también europeos, cuya obra no puede desligarse ni de su compromiso político ni de sus circunstancias vitales: a ella podrían sumarse también David Wojnarowicz, con quien compartió la consideración de que no podía haber distancias entre poesía y vida, ética y estética o, salvando las distancias entre disciplinas, Robert Mapplethorpe. Como ellos falleció tempranamente, a fines de los noventa, a causa de dolencias relacionadas con el sida.

Apenas conocida su obra en nuestro país, el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles le dedica hasta enero su primera exhibición en un museo europeo. “Martin Wong. Travesuras maliciosas”, producida junto al KW Institute for Contemporary Art de Berlín, el Camden Art Centre de Londres y el Stedelijk Museum de Ámsterdam, ha sido comisariada por Krist Gruijthuijsen y Agustín Pérez Rubio y hace hincapié en el reflejo en la pintura de este autor de aspectos sociológicos y políticos que tienen que ver con el contexto que conoció y con sus opciones personales, con la contracultura estadounidense y con las ciudades donde trabajó: San Francisco y Nueva York. Los barrios chinos y Loisaida tienen mucho que ver con su evolución.

Los proyectos reunidos se basan en la aplicación de capas cromáticas, pero también de las que nacen de las experiencias adquiridas en lo creativo y lo vital, y reflejan su visión de asuntos sociales, políticos, sexuales… que no eran frecuentemente tratados en los discursos artísticos hace unas décadas: de la inmigración a las drogas y del racismo a las culturas urbanas, pasando por el deseo homosexual.

Martin Wong. Travesuras maliciosas. CA2M. Centro de Arte Dos de Mayo

Martin Wong. Travesuras maliciosas. CA2M. Centro de Arte Dos de Mayo

La exposición se estructura en salas de contenido temático, pero también atiende a la biografía de Wong: se inicia con sus pinturas, esculturas y poemas tempranos, los que creó en los sesenta y principios de los setenta bajo la influencia en California de una cultura en apertura, y prosigue con sus lienzos de los ochenta y los noventa, realizados en Nueva York y en un clima, creativo y personal, muy distinto. Finaliza el recorrido examinando la imaginería relativa a sus vivencias en las chinatowns de las Costas Este y Oeste, que desplegó en piezas poco anteriores a su fallecimiento, y destaca en el conjunto la serie de obras que dan título a la exposición, que llevó a cabo a lo largo de los noventa y en la que abordó la noción de proscrito, recurrente en su trayectoria en relación con su propia experiencia, pero también con los delincuentes juveniles del Lower East Side de Manhattan o con sus amigos graffiteros que trabajaban en la noche.

Wong se formó en cerámica y grabado en la Universidad Estatal Humboldt de Eureka, seguramente guiado por su interés por los objetos antiguos y la cultura china y, paulatinamente, descubrió su afinidad con su caligrafía, cuya estética manejaría en libros de poemas. Pero sus focos de atención fueron pronto más allá: se involucró en el grupo de teatro The Cockettes y, después, en su vertiente disidente Angels of Light Free Theater, para la que ideó decorados y vestuario que dejaban translucir sus inquietudes cercanas a la psicodelia, lo queer o el Kaliyuga hindú. De hecho, sus viajes a Europa, India, Tíbet o Afganistán eran para él fuente de hallazgos estéticos y el sistema simbólico que llegó a desarrollar remitía a la pintura tántrica y la arquitectura cúfica.

Martin Wong. Travesuras maliciosas. CA2M. Centro de Arte Dos de Mayo

Desde perspectivas cercanas al movimiento hippie, ideó tropos visuales para hablar de destino y azar a través de constelaciones estelares, dados y bolas ocho hasta que, a finales de los setenta, decidió emprender nuevos rumbos trasladándose a Nueva York. Nada más llegar se empleó como portero de noche, lo que le proporcionó alojamiento gratuito en una habitación de hotel que utilizó como estudio. En aquella etapa la pintura fue su principal medio de expresión y se incrementó su ritmo de trabajo, una tendencia que mantendría hasta su muerte veinte años después.

Fue, en todo caso, un periodo más íntimo en el que el teatro y el rito dieron paso a la lectura solitaria, el aprendizaje y la escucha. Sus asuntos predilectos serían entonces la mitología, la astrología, el deporte y él erotismo masculino y seguramente la obra que mejor recoge sus años en el Hotel Meyer sea My Secret World (1978−1981), un trampantojo voyeurista.

Como había ocurrido en San Francisco, su entorno cercano empapó su producción, tanto que un panfleto sobre la lengua de signos americana que una persona con problemas de audición le entregó en el metro derivaría en piezas fundamentales como Clones of Bruce Lee, basadas en el deletreo de titulares escandalosos obtenidos de prensa sensacionalista. Las manos gesticulantes se convertirían, asimismo, en parte de su estética, en relación con su ánimo de dar voz a minorías.

Tras abandonar aquel hotel se trasladó a Manhattan, a Loisaida (Lower East Side). En aquel momento era una zona obrera, habitada sobre todo por puertorriqueños y con una arquitectura deteriorada; Wong encontraría afinidades con sus habitantes y pudo frecuentar espacios culturales de corte alternativo, donde conocería a artistas y poetas. Uno de ellos fue Miguel Piñero, dramaturgo, actor, escritor y también activista y pequeño delincuente: se convirtió en su fuente de inspiración y sus imágenes y versos se incorporarían a los trabajos de Wong, como podemos apreciar en Portrait of Miguel PiñeroKing Heroin o Pedro’s Lament.

De este momento datan, además, sus imágenes de ladrillos de un tono marrón rojizo, tan propios de la arquitectura del barrio; durante los ochenta, la realidad social de su entorno más cercano habitaría sus lienzos y de ella formaban parte la droga, el delito, el desarraigo de los migrantes y la vigilancia (Nocturne at Ridge Street and Stanton, Chinese Laundry (A Portrait of the Artist’s Parents). En lo personal, poco a poco ganó explicitud en sus composiciones su atracción por hombres latinos, aunque también manejara la abstracción (Heaven).

Un capítulo importante en su producción de aquel tiempo lo encontramos en sus pinturas de fachadas y escaparates a escala real, cerrados: las mostró en 1986, en la Semaphore Gallery, en una instalación que evocaba un paseo por la Avenida B acentuando sus transformaciones urbanas asociadas a la gentrificación. Proclamaba Wong en la nota de prensa que todo debía desaparecer.

Por último, la exposición nos muestra piezas relativas a la vivencia de la intimidad y la violencia en las prisiones y, también, otras inspiradas en los citados barrios chinos de San Francisco y Nueva York: sus figuras y escenarios ponen el acento más en estereotipos que en realidades y, en todo caso, conectan con las raíces del artista y su voluntad de reescribir su propia historia.

Martin Wong. Travesuras maliciosas. CA2M. Centro de Arte Dos de Mayo

Martin Wong. Travesuras maliciosas. CA2M. Centro de Arte Dos de Mayo

 

 

Martin Wong. “Travesuras maliciosas”

CA2M. CENTRO DE ARTE DOS DE MAYO

Avenida de la Constitución, 23

Móstoles, Madrid

Del 8 de noviembre de 2022 al 29 de enero de 2023

 

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