Galería Norte Verde

Lorenzo Lotto y los enigmas de Lucrecia

No conocemos la identidad de esta modelo de Lotto, pero sí que posa al estilo de Lucrecia, patricia de la antigua Roma que se suicidó por honor tras ser violada por el hijo del rey Tarquino, y que es una de las figuras más potentes salidas de los pinceles del veneciano: prácticamente llena el espacio de la composición y su mirada se dirige con firmeza hacia el espectador. En su vestimenta mezcló el artista un verde esmeralda oscuro, que hacia 1530-1533, cuando se data la obra, era uno de sus tonos más recurrentes y que manejaba con mayor perfección, y el naranja, y los conjuga con un forro de piel de ardilla; destaca la minuciosidad del tocado o capigliara, compuesto por rizos de un tono distinto al natural y lazos de seda. El fondo lo dominan grises saturados que sugieren cierta calma.

Ahora atenderemos a lo material: con la mano izquierda, esta mujer muestra un dibujo a pluma o grabado en el que la figura desnuda de la Lucrecia romana está a punto de clavarse un puñal; su historia simbolizaba la castidad y la integridad moral -hoy, efectivamente, discutiríamos esto largo y tendido- y era muy popular en la literatura y el arte del Renacimiento; no sería esta la primera dama concebida para evocar su ejemplo. Su mano derecha está vacía, pero si nos fijamos en su posición, veremos que podría imitar la de la romana en su suicidio o señalar la imagen de la izquierda. Completan el conjunto una flor de alhelí, posible referencia al amor, y un trozo de papel en el que puede leerse NEC ULLA IMPUDICA LV/ CRETIAE EXEMPLO VIVET; se trata de una adaptación de las últimas palabras que la heroína pronunció según la versión de Tito Livio. Aunque la frase no está completa, podría traducirse como Ninguna mujer impúdica vivirá siguiendo el ejemplo de Lucrecia; no está de más recordar que, en aquella época, el concepto de pundonor familiar y de contaminación de linaje estaban seguramente tan vigentes como en la Roma antigua.

Lorenzo Lotto. Retrato de mujer como Lucrecia, hacia 1530-1532. The National Gallery, Londres

Sobre esta imagen se han formulado diversas interpretaciones. Según una de ellas, y atendiendo a una inscripción que teóricamente había en una copia que perteneció a la colección Liechtenstein y hoy es imposible de ver, esta joven sería una cortesana, pero este retrato se encuentra muy alejado de las representaciones de mujeres anónimas y bellas que proliferaron en aquel momento en Venecia. Parece más posible que pueda relacionarse con un contexto conyugal, porque en esa mano izquierda en la que porta el dibujo lleva la dama un anillo de oro, quizá una alianza, y el hecho de que la silla a su lado esté vacía podría indicar la ausencia de su marido. La modelo se adorna, además, con unas cadenas de oro de las que pende un colgante en el que aparecen dos niños desnudos que juntan las manos encima de piedras preciosas y cornucopias, conjunto rematado por una perla en la parte inferior.

Es cierto que el modo en que esta joya se introduce en el corpiño de la mujer y la manera en que el velo resbala de su hombro podrían vincularse a formas de seducción, pero también que su mirada al espectador y el modo en que se presenta transmiten independencia. En cualquier caso, que la identidad social de la retratada no sea evidente, sino compleja, no deja de probar el talento de Lotto en este género.

Más posibilidades: quizá esta imagen tenga un contenido onomástico, en el sentido de que la dama representada se llamara igualmente Lucrecia; se ha citado como posible identificación la de Lucrezia Valier, una noble veneciana que por matrimonio formó parte de la poderosa familia Pesaro, que poseía este cuadro, según se cree, a finales del siglo XVIII. Se casó Valier, en 1533, con Benedetto di Girolamo Pesaro, con quien tuvo dos hijos que seguramente retrató Tiziano, junto a un ayudante, en una pintura que hoy pertenece a un fondo privado.

Las dudas relativas a que sea dicha noble la retratada tienen que ver con su actitud, menos reservada que la habitual entre aristócratas, aunque quizá no podamos ser tan estrictos en una composición que parece desear captar la personalidad de su protagonista, como era habitual en Lotto. Y la hipótesis de que se trate de una cortesana no vendría respaldada por el hecho de que un atuendo similar aparece en el cuadro Dives y Lázaro de Bonifacio de´ Pitati y de que otro traje semejante lo hallamos en un inventario de la aristocracia veneciana, incluso con franjas verdes y anaranjadas.

Se ha sugerido también que podríamos encontrarnos ante Lucrezia Venier, esposa de Marcantonio, señor de Sanguinetto, quien fue asesinada en 1531 por dos soldados que previamente habían estado al servicio de su marido. El episodio devino escándalo público y, de ser esta la identidad de la retratada, podríamos interpretar la pintura como un homenaje a la fallecida. No obstante, el único dato a favor de esta hipótesis es que las cadenas que porta aludirían a las cuatro, de oro, que le robaron a Venier cuando la mataron (aquí son tres, por lo que esta idea parece aún más extraña que la de Valier). En todo caso, el de Lucrecia a principios del siglo XVI era un nombre relativamente común, por lo que, si esta pintura fuera onomástica, podría corresponder a una de muchas jóvenes patricias.

Curiosamente, en el inventario de los Pesaro se menciona a Giorgione como su creador, pero un siglo más tarde, en 1871, Cavalcaselle y Crowe lo atribuyeron a Lotto y nadie, desde entonces, ha cuestionado esta autoría; incluso se tiene por uno de sus trabajos más brillantes. Una de las razones es que, en la imagen pintada de la Lucrecia desnuda, encontramos una prueba del estilo dibujístico del veneciano: según un análisis técnico, esa figura la hizo en principio en color, lo que aún puede apreciarse a simple vista. Por la postura de la romana en ese examen, primeramente adoptó como modelo la Lucrecia de Rafael grabada por Raimondi hacia 1510-1511, que llevaba igualmente una inscripción con sus últimas palabras y que fue publicada en amplias tiradas, pero en el camino viró Lotto el rumbo, prefiriendo una imagen monocroma, más próxima a otra estampa que circuló igualmente bastante: la grabada por Lucas van Leyden.

En todo caso, la composición última parece un estudio a pluma y concuerda perfectamente con los dibujos que de Lotto se conservan, haciéndonos pensar a su vez en una estampa: los bordes de la imagen coloreada subyacente recuerdan al perímetro exterior de una plancha.

No hemos dicho, por cierto, dónde buscar a esta heredera de Lucrecia. En 2018 pudimos verla en la muestra que el Museo del Prado dedicó a los retratos de este autor y pertenece a la colección de la National Gallery de Londres.

Lucas van Leyden. El suicidio de Lucrecia, hacia 1515. The British Museum, Londres

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Lorenzo Lotto. Retratos. Museo Nacional del Prado, 2018

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