Materia vibrante: un entorno sin jerarquías

Álvaro Oyarzún, pintor chileno y miembro, al final de los ochenta, del grupo artístico y poético El Piano de Ramón Carnicer, suele explorar en su trabajo el alcance de la pintura y el dibujo como oficios válidos en la cultura contemporánea; también los roles de la figura del artista en nuestro tiempo, desde un punto de vista autorreferencial. Tiende a yuxtaponer voces y formas en una única composición, a menudo mediante viñetas o escenas que construyen relatos imaginados que el público tiene que acabar de articular. El venezolano Christian Vinck, por su parte, casi dos décadas más joven que Oyarzún y residente actualmente en Madrid, se ha valido de ese medio, la pintura, para componer narrativas también de índole personal y cotidiana pero ligadas a la historia de Latinoamérica: suele interpretar asuntos épicos desde escalas íntimas, adentrarse en la ficción y apropiarse de documentos y estímulos visuales muy diversos (colecciona libros de pegatinas, tarjetas de béisbol, portadas de discos, recortes de prensa, fotos encontradas y enciclopedias históricas).

A ambos los ha reunido el comisario Gabriel Pérez-Barreiro, especializado en la creación latinoamericana, en la muestra con la que cierra 2022 la Galería Lucía Mendoza, espacio que desde hace algunos años ha decidido centrar su actividad en la confluencia de arte y sostenibilidad, atendiendo a prácticas y estéticas en las que creación y ecología son abordadas a la par y de manera holística. A ese planteamiento también responde este proyecto, titulado “Materia vibrante”, al igual que un ensayo en el que Jane Bennett teoriza sobre alternativas a la hora de considerar una ecología política de la materia y una relación entre esta y lo humano que escape a las perspectivas andropocentristras de la Ilustración y a las divisiones entre mente y fisicidad.

Desde ese punto de vista, los trabajos de Oyarzún y Vinck seleccionados para esta exhibición se constituyen como reflexiones sobre el paisaje desde nuestro tiempo, como modos de situar lo natural en el centro de nuestras vidas y preocupaciones y no como una nota al pie. Veremos piezas derivadas de una mirada al mundo que es la del explorador contemporáneo que registra lo que le rodea y afecta, no la del espectador que acude al exterior buscando aquello que refrende sus ideas previas, y en ellas los elementos del paisaje (ríos, piedras, montañas) reciben el mismo tratamiento que los objetos salidos de la mano humana, desde la intención creativa o útil (esculturas, bicicletas) o como desechos (basura). No se establecen entre ellos jerarquías, sino que se les concede un mismo interés y una misma potencial capacidad de atraer nuestros sentidos.

Figuración, paisaje y ecosistema son la base del trabajo de ambos, que comparten además formación autodidacta e intención de llevar la vida, natural que es también la nuestra, a sus telas. En palabras del comisario, cuando pienso en “materia vibrante” como concepto, visualizo una “materia que vibra” y me parece la mejor definición de su pintura.

 

 

“Materia vibrante”

GALERÍA LUCÍA MENDOZA

c/ Bárbara de Braganza, 10

Madrid

Del 26 de noviembre de 2022 al 21 de enero de 2023

 

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