Galería Norte Verde

¿Qué hacer o quehacer?

Obra exhibida en la muestra Escenas contemporáneas. Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001, en la Gran Lámpara del CCK

Donación Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, 2015

El “arte argentino de los años noventa”, del que Marcelo Pombo es uno de los artistas más representativos, comienza hacia fines de la década del ochenta con el desplazamiento de la pintura de índole neoexpresionista y la recuperación de lo objetual, de lo popular y de las manualidades entre otros procedimientos. Todas estas características están presentes en Winco (1986) (chorreado), de brillantina y de recortes de revista, Pombo decoró este tocadiscos que había pertenecido a su familia desde los años sesenta y representativo de la industria masiva argentina de aquellos años. Lo mismo hizo con varios de los discos que había escuchado allí por primera vez; con los longplays de los grupos que constituyeron sus primeros amores musicales y los de toda una generación de jovenes, como los Beatles, Almendra, Manal y Led Zeppelin (1).

Este procedimiento de embellecimiento de objets trouvés (objetos encontrados) se vincula con las actividades manuales que Pombo desarrolló como docente de artes plásticas en colegios de chicos con discapacidad del conurbano bonaerense, actividad a la que se dedicó entre 1984 y 1992 (2). Pero más allá de la relación con esta experiencia, su adopción en el marco de la escena artística significó un corrimiento respecto de las Bellas Artes y de su tradición “masculina” a favor de una revalorización de las prácticas comúnmente denominadas “artesanías femeninas”; de aquellas manualidades decorativas u ornamentales atribuidas a las mujeres y, consecuentemente, al universo de lo doméstico u hogareño. Así, en Winco –como en muchas otras obras de Pombo–, el dripping característico del expresionismo abstracto, estilo “masculino” por antonomasia debido a su carácter expansivo, gestual, matérico y potente, es “amanerado”, subvertido en términos femeninos de acuerdo a su empleo relativamente medido sobre una superficie pequeña y acotada (3). Como ha señalado el mismo artista, se trata un “arte de escritorio” (4). Es decir, de un arte casero, artesanal y amateur, alejado a la dinámica del taller como escenario para la creación.

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