Galería Norte Verde

Antonio Alvarado, la castiza transgresión

Su pasión por la moda comenzó cuando, en su infancia alicantina, acudía a curiosear entre las mujeres elegantes y los hombres “estrafalarios” que tomaban el que entonces era el único barco que comunicaba la península con Ibiza. Después se dedicó con éxito a la costura en Valencia y asesoró al padre del también modisto Juan Vidal cuando decidió abrir una boutique en Madrid, antes de estrenar él su propia tienda en la capital, participar en la Pasarela Cibeles, organizar desfiles en Rockola y Joy y convertirse, a mediados de los ochenta, en el diseñador de cabecera de los rostros más célebres de la Movida.

Un año después de que recibiera el Premio Nacional de Diseño de Moda, el Museo del Traje. CIPE repasa la trayectoria de Antonio Alvarado en una exhibición, “Baja costura”, que cuenta con medio millar de piezas, entre ellas prendas que vistieron a Mecano, Tino Casal, Alaska y Luz Casal o que aparecieron en las películas más recordadas de Pedro Almodóvar, como la camisa estampada de La ley del deseo o los pendientes-cafetera que llevaba María Barranco en Mujeres al borde de un ataque de nervios. Con el cineasta trabajó, en realidad, en casi toda su filmografía de los ochenta, colaboración que le ayudó a dar el salto a pasarelas internacionales y a que medios internacionales (The Face, i-D y otros) se hicieran eco de su obra.

Retrato de Antonio Alvarado, 2008

Fue íntimo de McNamara, algunos recordaréis que visitó a Alaska en La bola de cristal y contribuyó, como decíamos, a consolidar la imagen de los mejores grupos musicales de entonces; no solo nacionales, también vistió a Miles Davis o Europe. Hasta que decidió, ya en los noventa, imprimir cierta calma a su carrera y trasladarse a Barcelona. Con el paso de los años se convertiría en director de Moda Fad, la asociación catalana que trabaja por el fomento de la industria, y desde ese cargo impulsó la creación de la pasarela Circuit, que favoreció y mucho el desarrollo de este sector en la región en la entrada en los 2000.

Su último desfile, titulado Virgins, se celebró en 2010 y mantuvo su firma hasta 2012, cuando hubo de abandonarla por las circunstancias en que se encontraba el tejido empresarial, pero ya antes había dado pasos pioneros en la evolución de la moda hacia la fluidez en las convenciones asociadas a lo masculino y lo femenino y hacia la sostenibilidad, sin dejar por ello de lado referencias pulcramente trabajadas (siempre ha elogiado Alvarado a nuestros artesanos) a la tradición española, en forma de corona de espinas en algún cuello, de un vestido rojo con pasamanería, de bisontes que evocan Altamira o de botones en forma de espadas toledanas.

Predominan en sus diseños los materiales fáciles de adquirir pero muy minuciosamente trabajados, y también los reciclables: no solo responde su uso a una intención ecológica más o menos reciente, pues ya creaba de este modo hace cuarenta años, cuando no era fácil encontrar determinados tejidos y tenía que encargarlos en cantidades mayores a las estrictamente necesarias. Nunca ha idolatrado lo nuevo ni ha confundido la creación con el gran consumo.

Encontraremos en el recorrido, que se distribuye en dos plantas y suma el final de la exposición permanente del centro, una selección de las colecciones Lo prohibido, Pecado mortal, Tacón amargo, Las tentaciones de San Antonio o La Santa Faz; prendas cómodas, con elásticos y cremalleras que en su momento sorprendieron y una sastrería de carácter experimental que enlaza la cultura española con la influencia americana y ciertos detalles de fantasía. En su última etapa (hacia 2004-2010) se aprecia mayor atención a la técnica en sus diseños, pero continuaba buscando sorprender y tendiendo puentes entre la calle, la discoteca y la pasarela.

Los diseños se acompañan en el Museo del Traje de documentación: diseños gráficos, carteles, fragmentos de películas, fotografías de Zaibi, Pablo Pérez-Mínguez, Alberto García Alix, Ouka Léele o Manuel Outumuro… y de referencias a sus colaboraciones con Costus, Ceessepe, Julio Juste, el citado Fabio McNamara o Alberto de las Heras y al vestuario escénico que preparó para las coreografías de Antonia Andreu y Carlos Saura o para el citado programa de televisión La bola de cristal. Unas y otras piezas hablan de la transgresión pasada y actual de un diseñador capaz de combinarla con la meticulosidad y la reivindicación de las raíces, de lo castizo.

Vital y atrevido, de él escribió Almudena Grandes en Ajoblanco, en 1991, que fue el modisto más perverso de la inocente moda de España.

Antonio Alvarado. Cazadora y pantalón, 1989. Colección Olvido Gara

 

 

 

Antonio Alvarado. “Baja costura”

MUSEO DEL TRAJE. CIPE

Avenida Juan de Herrera, 2

Madrid

Del 1 de diciembre de 2022 al 26 de marzo de 2023

 

 

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