Durante este mes de noviembre podemos contemplar su intervención más reciente en la parte más alta de la iglesia Holy Cross Church, situada en el barrio de Kreuzberg en Berlín.
Si nos fijamos en la cúpula de la iglesia veremos una escultura de un niño que se aferra a la enorme cruz que la corona con una mano y que en la otra sostiene una bengala humeante. El niño representa la imagen de un refugiado, que Pejac eleva al cielo para convertirlo en un símbolo que representa y da voz a todos aquellos que, incluso en tierra firme, se encuentren a la deriva.
»La mejor manera de conectar con el mundo es a través del arte», dice Pejac. Según las Naciones Unidas, a finales de 2020 había 82,4 millones de personas en todo el mundo desplazadas a la fuerza como resultado de la violencia, la persecución o las violaciones de los derechos humanos. A medida que las políticas de migración de la UE se endurecen cada vez más, los retrocesos de los migrantes en tierra y mar son cada vez más normales, convirtiendo el continente en una fortaleza. Para llevar a cabo este proyecto, Pejac ha colaborado entre otros con Sea – Watch , la ONG alemana que ha salvado a miles de personas tratando de cruzar el Mediterráneo, con DOJO Cares, y con con la propia Holy Crush Church de Kreuzberg destinada a ayudar a los refugiados y las personas sin recursos.
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